El
mundo de ahí afuera no es agradable, no nos cautiva porque es terrible. No es
por otra razón por la que nos enredamos en las quimeras e inventamos otros
mundos, soñamos otros mundos, nos creemos las historias absurdas y delirantes
que nos cuentan los embaucadores. Ellos hacen su trabajo, sus negocios y
nosotros picamos aterrados por no saber-poder enfrentarnos a la realidad. Y
ellos –los embaucadores— que son los responsables en gran medida de que todo lo
nuestro sea terrible, ellos son grandes fabricantes de mentiras, los envasadores
y vendedores del producto estrella: la ilusión y ellos cuando elaboran sus
fraudulentos contenidos de ficción nos estan arrojando a una irrealidad
adictiva, a la evasión cuando apelan a nuestros básicos instintos que solo
desean la autoprotección. Son malvados porque le sacan provecho a nuestras
emociones y juegan con ellas. Y la vacuna para/contra todos ellos son las
crisis y los procesos personales de ajuste que no son otra cosa más que un
torrente que nos devuelve –sin anestesia-- a la cruda realidad.
FMk, 2012 del
cuaderno 'Soliloquios de un ultranauta'
dentro de la sección PATOLOGIAS de UN PENSADOR.